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martes, 19 de diciembre de 2017

Novena al Niño Jesús. Día Cuarto

Para comenzar
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. Con la intercesión de la Santísima Virgen María, de su esposo San José y de nuestros ángeles de la Guarda, vamos a meditar en la presencia de Dios lo que pasó en los días anteriores al nacimiento del Niño Jesús. Que el Espíritu Santo nos ilumine y nos fortalezca para que esta novena de Navidad, con su propósito de mejora diario, nos haga parecernos un poco más a la Sagrada Familia.



Día cuarto (Reflexión)
De vez en cuando, en el camino hacia Belén, la Virgen María y San José tenían que detenerse y descansar. San José, que era más fuerte y tardaba más en casarse, se preocupaba de que la Virgen estuviera lo mejor posible. Los dos hablaban del Niño Dios y descansaban porque no pensaban en sí mismos. A todos nos pasa que cuando estamos cansados nos cuesta pensar en los demás. Nos olvidamos de que los otros -papá, mamá, los hermanitos- también están cansados porque han trabajado mucho. Y entonces, pensando solo en nosotros, queremos que se molesten ellos en lugar de ayudarles para que descansen. De este modo nos ponemos de mal genio y lo dañamos todo; porque ni estamos contentos nosotros, ni dejamos en paz a los demás. Sobre todo en casa, acordándonos de la Virgen María y de San José, hemos de ayudar a que todos estén contentos. Son muchas las cosas que se pueden hacer; por ejemplo: no gritar, pedir las cosas por favor, perdonar a quienes han hecho algo que no nos gusta, etc. Algo parecido podemos ofrecerle al Niño Jesús en este cuarto día de la Novena.

Para terminar
Se reza un Padrenuestro, un Avemaría y un gloria.
Después repiten todos juntos tres veces: Jesús, José y María.
Os doy el corazón y el alma mía.


Villancico


Tomado del libro Novena de Navidad para rezar con los niños , preparado por el padre Luis Martínez de Velasco.

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